lunes, 27 de julio de 2015

Castillo de Vimianzo



Castillo de Vimianzo

Situado en la localidad de Vimianzo, La Coruña, es uno de los castillos mejor conservados de Galicia. Durante su historia ha sido sometido a numerosas modificaciones y reformas, hecho por el cual sus características arquitectónicas hacen difícil precisar su fecha de construcción, aunque diversos documentos parecen datarlo entre finales del siglo XII y principios del XIII.

Vista aérea

También conocido como Torres de Martelo, fue mandado construir por los Mariño de Lobeira, familia gallega cuyo linaje fue muy importante entre la nobleza local de la época. De su construcción original apenas quedan restos. En la década de los ochenta, unos estudios arquitectónicos revelaron ciertos vestigios de esta construcción primitiva, pudiéndose apreciar los cimientos de una gran torre y un horno de pan en lo que hoy es el patio de armas.

Construcción Primiva

Quizá por su situación cercana a la costa, lo que le hacía un sitio estratégico para el control de las rutas comerciales del Atlántico y el mercado del pescado y la sal, el castillo ha sido testigo durante su historia de toda clase de enfrentamientos y revueltas entre la iglesia, la nobleza, los señores de la zona y el campesinado, de ahí que su propiedad haya cambiado de manos varias veces durante todo este tiempo.

En 1348 el rey Alfonso XI confiscó, por desobediencia y traición a la corona, los bienes, entre ellos el castillo de Vimianzo,  de Roi Soga Mariño de Lobeira, quien fue ajusticiado y degollado en Noia. Estos bienes fueron vendidos  al arzobispo de Santiago de Compostela Juan García de Manrique, pasando después a ser propiedad de Fadrique Enríquez de Castro, conde de Trastamara y Duque de Arjona, quien los cedió como pago por derechos de dote, llegando tras varias generaciones a la familia de los Moscoso, quien más tarde fundaría, en la persona de Lope Sánchez de Ulloa y Moscoso, el condado de Altamira, título considerado Grande de España.

Durante la titularidad de los Moscoso, antes de pertenecer estos al condado de Altamira, el castillo de Vimianzo tuvo  un papel importante dentro de la historia gallega. En él estuvo cautivo Diego de Muros, obispo de Tuy, a manos de Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido como Pedro Madruga, a causa de sus discrepancias sobre la influencia portuguesa en Galicia. Se dice que el obispo tuvo que pagar un rescate de setecientos mil reales de la época por su libertad.

En 1465, bajo la propiedad de Bernal Yáñez de Moscoso, el castillo sirvió de prisión durante dos años para el arzobispo de Santiago de Compostela, Alonso de Fonseca y Acevedo, al apoyar éste a su pariente Rodrigo Maldonado de Talavera en las disputas que se traía con Yáñez de Moscoso por asuntos entre Castilla y Galicia. Según cuenta la leyenda, durante esos dos años, el arzobispo estuvo encerrado en una jaula de oro. Durante ese tiempo su familia intentó pagar un rescate con dinero y bienes de la catedral de Santiago, lo que provocó mucho revuelo social causado por la propia familia Moscoso. El problema se solucionó con un destierro del arzobispo por un periodo de diez años. Para cumplir con la condena sin perder la familia Fonseca el arzobispado de Santiago, decidieron hacer un intercambio de Sedes con su tío Alonso de Fonseca y Ulloa, arzobispo de Sevilla, ocupando cada uno el sitio del otro. Tras cinco años su tío quiso volver a ocupar su puesto en Sevilla, a lo que el sobrino se negó por no haberse cumplido los diez años de destierro y no poder volver a su puesto en Santiago, recuperando el tío la posición por la fuerza. Alonso de Fonseca sobrino volvió a la catedral compostelana, a pesar del destierro y de la negativa social, forjándose popularmente el dicho de “quien se fue a Sevilla, perdió su silla”.
En 1467 tuvo lugar lo que se conoció como la Guerra Irmandiña, considerada como la mayor revuelta europea del siglo XV. Fue un movimiento social, que se dio en Galicia a causa del hambre, epidemias, opresión, abusos y demás problemas sociales a los que el pueblo se veía sometido por los señores feudales. Esta situación provocó un levantamiento popular contra la nobleza, incluido el asalto de sus fortalezas, provocando la huida de los nobles gallegos hacia Castilla y Portugal y la destrucción de sus propiedades, incluido el Castillo de Vimianzo.
La revuelta duró menos de dos años, gracias en parte a la reorganización de la nobleza y mayormente al apoyo de la corona de Castilla y Portugal, que, con la aportación de dinero y soldados profesionales, lograron aplastar rápidamente el movimiento.
En 1469, con la caída de los Irmandiños será Álvaro  de Fonseca, de nuevo arzobispo de Santiago, quien se apodere del castillo de Vimianzo, mandando su reconstrucción, pasando de nuevo la titularidad del castillo a manos de la iglesia.
En 1472 el castillo vuelve a la propiedad de la familia Moscoso, al recuperarlo por la fuerza de las armas, Lope Sánchez de Moscoso, primer conde de Altamira.
A finales del siglo XV los condes de Altamira, al igual que gran parte de la nobleza gallega, se trasladan a la corte de Castilla para estar más cerca de los reyes, quedando el castillo en manos de los denominados alcaides o meriños, contratados por los condes y que administraban sus propiedades, encargándose de hacerles llegar las rentas.
En 1833 se suprimen las jurisdicciones señoriales, dejando los condes de Altamira de recibir beneficios por el castillo, el cual será vendido en 1870 a Ramón Martelo Núñez, cuyo hijo, el poeta Evaristo Martelo Paumán, fue el sexto marqués de Almeiras por matrimonio.
El castillo, tras ser expropiado por el Gobierno de la República y devuelto por el régimen franquista a su heredera Dolores Martelo de la Maza, soltera y sin descendencia, fue cedido por ésta, ironías del destino, de nuevo al arzobispado de Santiago , quien en 1973 lo vendió a la Diputación Provincial de la Coruña.

Detalle del interior del castillo
                                          
En cuanto a su construcción, el edificio presenta planta de polígono irregular, adaptada al terreno, con cuatro poderosas torres rectangulares, tres defensivas y la Torre del Homenaje, a lo largo de una muralla que rodea el patio de armas. 

Torre del Homenaje

Esta muralla originalmente estaba en su totalidad coronada con almenas voladizas finalizadas en punta de diamante, aunque en la actualidad sólo se conservan las de la Torre del Homenaje y las de una pequeña parte de la muralla.

Almenas de la muralla y Torre del Homenaje

En su exterior podemos ver un profundo foso defensivo bordeando el perímetro de la fortaleza.

Llegando al portalón de entrada, a través de un puente de piedra sobre el foso, accedemos al patio de armas, desde donde podemos subir a las torres a través de una escaleras adosadas a los muros y pasear por el camino de ronda, observando las vistas de la zona. 

Portalón de entrada

Escaleras junto al  muro

Camino de ronda
El patio de armas también nos da acceso a visitar, entre otras, diversas salas que servían para albergar a la guardia y al servicio del castillo, la cocina, donde se conserva la lareira, el horno o la pila para el agua, todo de piedra y los diversos detalles del castillo.

Patio de Armas

Cocina

También es importante fijarse en los diversos escudos de armas tallados en la piedra que ornamentan las paredes de la fortaleza. Entre ellos podemos distinguir varios de los linajes que ocuparon el castillo, como los Moscoso, en el portalón de entrada, con su escudo con una cabeza de lobo orientada a la derecha con surcos de sangre, los Castro con relleno de roeles o los Lara representados por calderos, estos dos últimos ya de la época de la familia Martelo.

Blasón de la familia Castro

Actualmente, en el interior del castillo se encuentra instalado, desde 1991 el Museo del Encaje, así como el centro de interpretación de la Costa de la Muerte y se puede observar durante todo el año una exposición de artesanía en vivo, con trabajos, entre otros, de encaje, cestería, lino, cerámica, cantería, madera... realizados en el momento por distintos artistas de la zona.

Exposición de encaje

Encaje de bolillos

Trabajando el lino

Un castillo con muchas historia y con una visita gratuita muy interesante que no puedes dejar pasar si viajas por la zona.



Podéis ver más imágenes en: Fotos del Castillo de Vimianzo

Información actualizada del Castillo de Vimianzo: Oficina de turismo de Vimianzo


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